ISABEL
FLORES
Viaje a las islas raras
“Miraba detrás de la
brizna
de hierba para
agrandar
el cielo”.
G.
Bachelard
Una de las cualidades de la fotografía, sino la
mayor y la más aceptada, es su capacidad para transcribir la realidad, o lo que
es lo mismo: lo objetivo. Esta supuesta lealtad de la imagen, contrasta con
nuestra posibilidad “real” de modificar y alterar la realidad.
Las fotografías también dicen mentiras. Isabel
Flores, llevando hasta sus últimas consecuencias el juego de la mentira, se
inventa un inmóvil “Viaje a las islas raras”, en donde reconstruye sus paisajes
de la memoria. En donde quiere que quede (reconstruyéndolo, claro), lo que
nunca termina de registrar una cámara. Desde la lejanía del continente éstas
islas concentran un recuerdo difuso, un rastro.
Las islas simbolizan el natural territorio para la
imaginación y la utopía. Son espacios de unidad frente a la ilógica turbulencia
del océano. Los cásicos espacios de unidad se sitúan en islas: Atlantis,
Arcadia, El Eliseo, Las Hespérides, El Jardín Edénico… Quizás el mito del Paraíso
Perdido sea sólo la nostalgia por volver a encontrar la naturaleza y rehacer la
unidad.
Isabel construye sus paisajes inversos en base a la
memoria y la distancia. Después sólo queda la fotografía. Estos espacios no son
reales pero parecen un recuerdo de lo real. La trampa y el cartón no pueden ser
desvelados porque sería como ver la representación desde la tramoya.
El resultado de un viaje en tren a través del mar
inventado (en el pensamiento las imágenes corriendo por la ventanilla), la
secuencia lineal vertebra una historia (quizás su historia), un ambiente, una
atmósfera, un sitio concreto.
Pero nos quedan los souvenirs. Como los viajeros de
fines del siglo pasado al llegar a su destino y sólo les quedan las fotos
viradas. Isabel como turista accidental en una isla de mentira a fines de
nuestro siglo, porque como dejó escrito Herman Melville: “La isla no está en
ningún mapa. Los lugares reales nunca lo están”.
Ángel Padrón Báez
Agosto 1995
Este texto fue publicado en el catálogo de la 3ª Bienal Internacional de Fotografía Fotonoviembre 1995, en la Revista FOTO en febrero de 1996 y en el Catálogo de PHotoEspaña 2000.
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